
Cada vez mas autobiográfico, cada vez mas terrible. Las páginas son eternas pero no por el tedio sino por la carga emocional. Las mas lindas dan ganas de ser paladeadas una y otra vez. Las mas duras admiten una segunda lectura tranquila, apoyándose en anotaciones al margen y miradas en la memoria.
Como la magdalena, disparan recuerdos vívidos vividos.
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